martes, 30 de abril de 2013

Salmo 17

17:1 Oración de David. 

Escucha, Señor, mi justa demanda,
atiende a mi clamor;
presta oído a mi plegaria,
porque en mis labios no hay falsedad. 


17:2 Tú me harás justicia,
porque tus ojos ven lo que es recto: 


17:3 si examinas mi corazón
y me visitas por las noches,
si me pruebas al fuego,
no encontrarás malicia en mí.
Mi boca no se excedió 


17:4 ante los malos tratos de los hombres;
yo obedecí fielmente a tu palabra, 


17:5 y mis pies se mantuvieron firmes
en los caminos señalados:
¡mis pasos nunca se apartaron de tus huellas! 


17:6 Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes:
inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras.


17:7 Muestra las maravillas de tu gracia,
tú que salvas de los agresores
a los que buscan refugio a tu derecha. 


17:8 Protégeme como a la pupila de tus ojos;
escóndeme a la sombra de tus alas 


17:9 de los malvados que me acosan,
del enemigo mortal que me rodea. 


17:10 Se han encerrado en su obstinación,
hablan con arrogancia en los labios; 


17:11 sus pasos ya me tienen cercado,
se preparan para derribarme por tierra, 


17:12 como un león ávido de presa,
como un cachorro agazapado en su guarida. 


17:13 Levántate, Señor, enfréntalo, doblégalo;
líbrame de los malvados con tu espada, 


17:14 y con tu mano, Señor, sálvame de los hombres:
de los mortales que lo tienen todo en esta vida.
Llénales el vientre con tus riquezas;
que sus hijos también queden hartos
y dejen el resto para los más pequeños. 


17:15 Pero yo, por tu justicia, contemplaré tu rostro,
y al despertar, me saciaré de tu presencia.

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