lunes, 29 de abril de 2013

Salmo 3



3:2 Señor, ¡qué numerosos son mis adversarios,
cuántos los que se levantan contra mí! 

3:3 ¡Cuántos son los que dicen de mí:
"Dios ya no quiere salvarlo"! 

3:4 Pero tú eres mi escudo protector y mi gloria,
tú mantienes erguida mi cabeza. 

3:5 Invoco al Señor en alta voz
y él me responde desde su santa Montaña. 

3:6 Yo me acuesto y me duermo,
y me despierto tranquilo
porque el Señor me sostiene. 

3:7 No temo a la multitud innumerable,
apostada contra mí por todas partes. 

3:8 ¡Levántate, Señor!
¡Sálvame, Dios mío!
Tú golpeas en la mejilla a mis enemigos
y rompes los dientes de los malvados. 

3:9 ¡En ti, Señor, está la salvación,
y tu bendición sobre tu pueblo! 

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