miércoles, 15 de mayo de 2013

Salmo 109


109:1 Del maestro de coro. De David. Salmo. 

Dios de mi alabanza, no te quedes callado, 

109:2 porque unos hombres malvados y mentirosos
han abierto su boca contra mí.
Me han hablado con mentira en los labios, 

109:3 me han envuelto con palabras de odio,
me combaten sin motivo. 

109:4 Me acusan, a cambio de mi amor,
aunque yo oraba por ellos. 

109:5 Me devuelven mal por bien
y odio por amor, diciendo: 

109:6 "Que se ponga contra él a un impío,
y tenga un acusador a su derecha; 

109:7 que salga condenado del juicio
y su apelación quede frustrada. 

109:8 Que sean pocos sus días
y que otro ocupe su cargo; 

109:9 que sus hijos queden huérfanos,
y su mujer, viuda. 

109:10 Que sus hijos vayan errantes, pidiendo limosna,
y sean echados de sus casas derruidas; 

109:11 que el acreedor se apodere de sus bienes,
y gente extraña le arrebate sus ganancias. 

109:12 Que ni uno solo le tenga piedad,
y nadie se compadezca de sus huérfanos; 

109:13 que su posteridad sea exterminada,
y en una generación desaparezca su nombre. 

109:14 Que el Señor recuerde la culpa de sus padres,
y no borre el pecado de su madre: 

109:15 que estén siempre delante del Señor,
y él extirpe su recuerdo de la tierra. 

109:16 Porque nunca pensó en practicar la misericordia,
sino que persiguió hasta la muerte
al pobre, al desvalido y al hombre atribulado. 

109:17 Amó la maldición: que recaiga sobre él;
no quiso la bendición: que se retire de él. 

109:18 Se revistió de la maldición como de un manto:
¡que ella penetre como agua en su interior
y como aceite en sus huesos; 

109:19 que sea como un vestido que lo cubra
y como un cinturón que lo ciña para siempre!"

109:20 Que así retribuya el Señor a mis acusadores,
a aquellos que me calumnian. 

109:21 Pero tú, Señor, trátame bien,
por el honor de tu Nombre; 
líbrame, por la bondad de tu misericordia. 

109:22 Porque yo soy pobre y miserable,
y mi corazón está traspasado; 

109:23 me desvanezco como sombra que declina,
soy sacudido como la langosta.

109:24 De tanto ayunar se me doblan las rodillas,
y mi cuerpo está débil y enflaquecido; 

109:25 soy para ellos un ser despreciable:
al verme, mueven la cabeza. 

109:26 Ayúdame, Señor, Dios mío,
sálvame por tu misericordia, 

109:27 para que sepan que aquí está tu mano,
y que tú, Señor, has hecho esto; 

109:28 no importa que ellos maldigan,
con tal que tú me bendigas.
Queden confundidos mis adversarios,
mientras tu servidor se llena de alegría: 

109:29 que mis acusadores se cubran de oprobio,
y la vergüenza los envuelva como un manto. 

109:30 Yo daré gracias al Señor en alta voz,
lo alabaré en medio de la multitud, 

109:31 porque él se puso de parte del pobre,
para salvarlo de sus acusadores.

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