miércoles, 1 de mayo de 2013

Salmo 30


30:1 Salmo Canto para la Dedicación del Templo. De David. 

30:2 Yo te glorifico, Señor, porque tú me libraste
y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí. 

30:3 Señor, Dios mío, clamé a ti y tú me sanaste. 

30:4 Tú, Señor, me levantaste del Abismo
y me hiciste revivir,
cuando estaba entre los que bajan al sepulcro. 

30:5 Canten al Señor, sus fieles;
den gracias a su santo Nombre, 

30:6 porque su enojo dura un instante,
y su bondad, toda la vida:
si por la noche se derraman lágrimas,
por la mañana renace la alegría. 

30:7 Yo pensaba muy confiado:
"Nada me hará vacilar". 

30:8 Pero eras tú, Señor, con tu gracia,
el que me afirmaba sobre fuertes montañas,
y apenas ocultaste tu rostro,
quedé conturbado. 

30:9 Entonces te invoqué, Señor,
e imploré tu bondad: 

30:10 "¿Qué se ganará con mi muerte
o con que yo baje al sepulcro?
¿Acaso el polvo te alabará
o proclamará tu fidelidad? 

30:11 Escucha, Señor, ten piedad de mí;
ven a ayudarme, Señor". 

30:12 Tú convertiste mi lamento en júbilo,
me quitaste el luto y me vestiste de fiesta, 

30:13 para que mi corazón te cante sin cesar.
¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente!

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