miércoles, 1 de mayo de 2013

Salmo 32


32:1 De David. Poema.

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado
y liberado de su falta! 

32:2 ¡Feliz el hombre a quien el Señor
no le tiene en cuenta las culpas,
y en cuyo espíritu no hay doblez! 

32:3 Mientras me quedé callado,
mis huesos se consumían
entre continuos lamentos, 

32:4 porque de día y de noche
tu mano pesaba sobre mí;
mi savia se secaba por los ardores del verano. 

32:5 Pero yo reconocí mi pecado,
no te escondí mi culpa,
pensando: "Confesaré mis faltas al Señor".
¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado! 

32:6 Por eso, que todos tus fieles te supliquen
en el momento de la angustia;
y cuando irrumpan las aguas caudalosas
no llegarán hasta ellos. 

32:7 Tú eres mi refugio,
tú me libras de los peligros
y me colmas con la alegría de la salvación. 

32:
8 Yo te instruiré,
te enseñaré el camino que debes seguir;
con los ojos puestos en ti, seré tu consejero. 

32:9 No sean irracionales como el caballo y la mula,
cuyo brío hay que contener con el bozal y el freno
para poder acercarse. 

32:10 ¡Cuántos son los tormentos del malvado!
Pero el Señor cubrirá con su amor
al que confía en Él.

32:11 ¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos!
¡Canten jubilosos los rectos de corazón!

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