miércoles, 1 de mayo de 2013

Salmo 34


34:1 De David. Cuando se fingió demente delante de Abimélec, 
 y tuvo que irse, echado por él. 

34:2 Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
34:3 Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren.
34:4 Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
34:5 Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores.
34:6 Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
34:7 Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
34:8 El Ángel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
34:9 ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian!
34:10 Teman al Señor, todos sus santos,
porque nada faltará a los que lo temen.
34:11 Los ricos se empobrecen y sufren hambre,
pero los que buscan al Señor no carecen de nada. 

34:
12 Vengan, hijos, escuchen:
voy a enseñarles el temor del Señor.
34:13 ¿Quién es el hombre que ama la vida
y desea gozar de días felices?
34:14 Guarda tu lengua del mal,
y tus labios de palabras mentirosas.
34:15 Apártate del mal y practica el bien,
busca la paz y sigue tras ella.
34:16 Los ojos del Señor miran al justo
y sus oídos escuchan su clamor;
34:17 pero el Señor rechaza a los que hacen el mal
para borrar su recuerdo de la tierra.
34:18 Cuando ellos claman, el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.
34:19 El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.
34:20 El justo padece muchos males, 
pero el Señor lo libra de ellos.
34:21 Él cuida todos sus huesos,
no se quebrará ni uno solo.
34:22 La maldad hará morir al malvado,
y los que odian al justo serán castigados;
34:23 Pero el Señor rescata a sus servidores,
y los que se refugian en él no serán castigados.

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