viernes, 3 de mayo de 2013

Salmo 37

37:1 De David.
No te exasperes a causa de los malos,
ni envidies a los que cometen injusticias, 


37:2 porque pronto se secarán como el pasto
y se marchitarán como la hierba verde. 


37:3 Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo: 


37:4 que el Señor sea tu único deleite,
y él colmará los deseos de tu corazón. 


37:5 Encomienda tu suerte al Señor,
confía en él, y él hará su obra; 


37:6 hará brillar tu justicia como el sol
y tu derecho, como la luz del mediodía. 


37:7 Descansa en el Señor y espera en él;
no te exasperes por el hombre que triunfa,
ni por el que se vale de la astucia
para derribar al pobre y al humilde. 


37:8 Domina tu enojo, reprime tu ira;
no te exasperes, no sea que obres mal:


37:9 porque los impíos serán aniquilados,
y los que esperan al Señor, poseerán la tierra.


37:10 Un poco más, y el impío ya no existirá;
si buscas su casa, ya no estará; 


37:11 pero los humildes poseerán la tierra
y gozarán de una gran felicidad. 


37:12 El malvado urde intrigas contra el justo,
y al verlo, rechinan sus dientes; 


37:13 pero el Señor se burla de él,
sabiendo que se le acerca la hora. 


37:14 Los impíos desenvainan la espada
y tienden sus arcos para matar al justo; 


37:15 pero su espada les atravesará el corazón
y sus arcos quedarán destrozados. 


37:16 Vale más la pobreza del justo
que las grandes riquezas del malvado: 


37:17 porque los brazos del impío se quebrarán,
pero el Señor sostiene a los justos. 


37:18 El Señor se preocupa de los buenos
y su herencia permanecerá para siempre; 


37:19 no desfallecerán en los momentos de penuria,
y en tiempos de hambre quedarán saciados. 


37:20 Pero los malvados irán a la ruina,
y los enemigos del Señor pasarán
como la hermosura de los prados,
se disiparán más pronto que el humo. 


37:21 El impío pide prestado y no devuelve,
el justo, en cambio, da con generosidad; 


37:22 los que el Señor bendice, poseerán la tierra,
y los que él maldice, serán exterminados. 


37:23 El Señor asegura los pasos del hombre
en cuyo camino se complace: 


37:24 aunque caiga no quedará postrado,
porque el Señor lo lleva de la mano. 


37:25 Yo fui joven, ahora soy viejo,
y nunca vi a un justo abandonado,
ni a sus hijos mendigando el pan; 


37:26 él presta siempre con generosidad
y su descendencia será bendecida. 


37:27 Aléjate del mal, practica el bien,
y siempre tendrás una morada, 


37:28 porque el Señor ama la justicia
y nunca abandona a sus fieles.
Los impíos serán aniquilados
y su descendencia quedará extirpada, 


37:29 pero los justos poseerán la tierra
y habitarán en ella para siempre. 


37:30 La boca del justo expresa sabiduría
y su lengua dice lo que es recto: 


37:31 la ley de Dios está en su corazón
y sus pasos no vacilan. 


37:32 El malvado está al acecho del justo
con la intención de matarlo, 


37:33 pero el Señor no lo abandona en sus manos
ni deja que lo condenen en el juicio. 


37:34 Espera en el Señor y sigue su camino:
él te librará de los impíos;
te honrará con la posesión de la tierra
y tú mismo verás la ruina de los malos. 


37:35 Yo vi a un impío lleno de arrogancia,
que florecía como un cedro frondoso; 


37:36 pasé otra vez, y ya no estaba,
lo busqué, y no se lo pudo encontrar. 


37:37 Observa al inocente, fíjate en el bueno:
el que busca la paz tendrá una descendencia;


37:38 pero los pecadores serán aniquilados
y su descendencia quedará extirpada. 


37:39 La salvación de los justos viene del Señor,
él es su refugio en el momento del peligro; 


37:40 el Señor los ayuda y los libera,
los salva porque confiaron en él

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