lunes, 6 de mayo de 2013

Salmo 44


44:1 Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Poema. 

44:2 Señor, nuestros padres nos contaron,
y por eso llegó a nuestros oídos,
la obra que hiciste antiguamente,
44:3 con tu propia mano, cuando ellos vivían.
Tú expulsaste a las naciones
para plantarlos a ellos;
y para hacerlos crecer,
destruiste a los pueblos.
44:4 No ocuparon la tierra con su espada
ni su brazo les obtuvo la victoria:
fue tu mano derecha y tu brazo,
fue la luz de tu rostro, porque los amabas.
44:5 Eras tú, mi Rey y mi Dios,
el que decidía las victorias de Jacob:
44:6 con tu auxilio embestimos al enemigo
y en tu Nombre aplastamos al agresor.
44:7 Porque yo no confiaba en mi arco
ni mi espada me dio la victoria:
44:8 tú nos salvaste de nuestros enemigos
y confundiste a nuestros adversarios.
44:9 El Señor ha sido siempre nuestro orgullo:
damos gracias a tu Nombre eternamente. 

44:10 Pero ahora nos rechazaste y humillaste:
dejaste de salir con nuestro ejército,
44:11 nos hiciste retroceder ante el enemigo
y nuestros adversarios nos saquearon.
44:12 Nos entregaste como ovejas al matadero
y nos dispersaste entre las naciones;
44:13 vendiste a tu pueblo por nada,
no sacaste gran provecho de su venta.
44:14 Nos expusiste a la burla de nuestros vecinos,
a la risa y al escarnio de los que nos rodean;
44:15 hiciste proverbial nuestra desgracia
y los pueblos nos hacen gestos de sarcasmo.
44:16 Mi oprobio está siempre ante mí
y mi rostro se cubre de vergüenza,
44:17 por los gritos de desprecio y los insultos,
por el enemigo sediento de venganza. 

44:18 ¡Y todo esto nos ha sobrevenido
sin que nos hayamos olvidado de ti,
sin que hayamos traicionado tu alianza!
44:19 Nuestro corazón no se volvió atrás
ni nuestros pasos se desviaron de tu senda,
44:20 como para que nos aplastaras
en un lugar desierto
y nos cubrieras de tinieblas.
44:21 Si hubiéramos olvidado el nombre
de nuestro Dios
y recurrido a un dios extraño,
44:22 el Señor lo habría advertido,
porque él conoce los secretos más profundos.

44:23 Por tu causa nos dan muerte sin cesar
y nos tratan como a ovejas que van al matadero.
44:24 ¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes?
¡Levántate, no nos rechaces para siempre!
44:25 ¿Por qué ocultas tu rostro
y te olvidas de nuestra desgracia y opresión?
44:26 Estamos hundidos en el polvo,
nuestro cuerpo está pegado a la tierra.
44:27 ¡Levántate, ven a socorrernos;
líbranos por tu misericordia!

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