martes, 7 de mayo de 2013

Salmo 65


65:1 Del maestro de coro. De David. Canto.

65:2 A ti, Señor, te corresponde
un canto de alabanza en Sión,
y todos tienen que cumplir sus votos,
65:3 porque tú escuchas las plegarias.
A ti acuden todos los hombres
65:4 bajo el peso de sus culpas:
nuestras faltas nos abruman,
pero tú las perdonas.
65:5 Feliz el que tú eliges y atraes
para que viva en tus atrios:
¡que nos saciemos con los bienes de tu Casa,
con los dones sagrados de tu Templo! 

65:6 Por tu justicia, Dios, salvador nuestro,
nos respondes con obras admirables:
tú eres la esperanza de los confines de la tierra
y de las islas más remotas.
65:7 Tú afianzas las montañas con tu poder,
revestido de fortaleza;
65:8 acallas el rugido de los mares,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.
65:9 Los que habitan en las tierras más lejanas
temen tus obras prodigiosas;
tú haces que canten de alegría
el oriente y el occidente. 

65:10 Visitas la tierra, la haces fértil
y la colmas de riquezas;
los canales de Dios desbordan de agua,
y así preparas sus trigales:
65:11 riegas los surcos de la tierra,
emparejas sus terrones;
la ablandas con aguaceros
y bendices sus brotes.
65:12 Tú coronas el año con tus bienes,
y a tu paso rebosa la abundancia;
65:13 rebosan los pastos del desierto
y las colinas se ciñen de alegría.
65:14 Las praderas se cubren de rebaños
y los valles se revisten de trigo:
todos ellos aclaman y cantan.

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