martes, 14 de mayo de 2013

Salmo 88

88:1 Canto. Salmo de los hijos de Coré. Del maestro de coro.
Poema de Hemán, el Aborigen. 

88:2 ¡Señor, mi Dios y mi salvador,
día y noche estoy clamando ante ti: 


88:3 que mi plegaria llegue a tu presencia;
inclina tu oído a mi clamor! 


88:4 Porque estoy saturado de infortunios,
y mi vida está al borde del Abismo; 


88:5 me cuento entre los que bajaron a la tumba,
y soy como un hombre sin fuerzas. 


88:6 Yo tengo mi lecho entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
como aquellos en los que tú ya ni piensas,
porque fueron arrancados de tu mano. 


88:7 Me has puesto en lo más hondo de la fosa,
en las regiones oscuras y profundas; 


88:8 tu indignación pesa sobre mí,
y me estás ahogando con tu oleaje. 


88:9 Apartaste de mí a mis conocidos,
me hiciste despreciable a sus ojos;
estoy prisionero, sin poder salir, 


88:10 y mis ojos se debilitan por la aflicción.
Yo te invoco, Señor, todo el día,
con las manos tendidas hacia ti. 


88:11 ¿Acaso haces prodigios por los muertos,
o se alzan los difuntos para darte gracias? 


88:12 ¿Se proclama tu amor en el sepulcro,
o tu fidelidad en el reino de la muerte? 


88:13 ¿Se anuncian tus maravillas en las tinieblas,
o tu justicia en la tierra del olvido? 


88:14 Yo invoco tu ayuda, Señor,
desde temprano te llega mi plegaria: 


88:15 ¿Por qué me rechazas, Señor?
¿Por qué me ocultas tu rostro? 


88:16 Estoy afligido y enfermo desde niño,
extenuado bajo el peso de tus desgracias; 


88:17 tus enojos pasaron sobre mí,
me consumieron tus terribles aflicciones. 


88:18 Me rodean todo el día como una correntada,
me envuelven todos a la vez. 


88:19 Tú me separaste de mis parientes y amigos,
y las tinieblas son mis confidentes.

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