lunes, 6 de mayo de 2013

Salmo 51


51:1 Del maestro de coro. Salmo de David.

51: 2 Cuando el profeta Natán lo visitó, 
después que aquel se había unido a Betsabé. 

51:3 ¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas! 

51:4 ¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado! 

51:5 Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí. 

51:6 Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos.
Por eso, será justa tu sentencia
y tu juicio será irreprochable; 

51:7 yo soy culpable desde que nací;
pecador me concibió mi madre. 

51:8 Tú amas la sinceridad del corazón
y me enseñas la sabiduría en mi interior. 

51:9 Purifícame con el hisopo y quedaré limpio;
lávame, y quedaré más blanco que la nieve. 

51:10 Anúnciame el gozo y la alegría:
que se alegren los huesos quebrantados. 

51:11 Aparta tu vista de mis pecados
y borra todas mis culpas. 

51:12 Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu. 

51:13 No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu. 

51:14 Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga: 

51:15 yo enseñaré tu camino a los impíos
y los pecadores volverán a ti. 

51:16 ¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío,
y mi lengua anunciará tu justicia! 

51:17 Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza. 

51:18 Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas: 

51:19 mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado.

51:20 Trata bien a Sión, Señor, por tu bondad;
reconstruye los muros de Jerusalén.

51:21 Entonces aceptarás los sacrificios rituales
—las oblaciones y los holocaustos—
y se ofrecerán novillos en tu altar.

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