lunes, 6 de mayo de 2013

Salmo 49

49:1 Del maestro de coro. De los hijos de Coré. 

49:2 Oigan esto, todos los pueblos;
escuchen, todos los habitantes del mundo: 


49:3 tanto los humildes como los poderosos,
el rico lo mismo que el pobre. 


49:4 Mi boca hablará sabiamente,
mis reflexiones serán muy sensatas. 


49:5 Voy a inspirarme para componer un proverbio,
revelaré mi enigma al son de la cítara. 


49:6 ¿Por qué voy a temer
en los momentos de peligro, 

cuando me rodea la maldad de mis opresores,

49:7 de esos que confían en sus riquezas
y se jactan de su gran fortuna? 


49:8 No, nadie puede rescatarse a sí mismo
ni pagar a Dios el precio de su liberación, 


49:10 para poder seguir viviendo eternamente
sin llegar a ver el sepulcro: 


49:9 el precio de su rescate es demasiado caro,
y todos desaparecerán para siempre. 


49:11 Cualquiera ve que mueren los sabios;
necios e ignorantes perecen por igual,
y dejan a otros sus riquezas: 


49:12 la tumba es su residencia perpetua,
su morada por los siglos de los siglos,
por más que hayan poseído muchas tierras. 


49:13 Ningún hombre permanece en la opulencia,
sino que muere lo mismo que los animales: 


49:14 este es el destino de los que tienen riquezas,
y el final de la gente insaciable. 


49:15 Serán puestos como ovejas en el Abismo,
la Muerte será su pastor;
bajarán derecho a la tumba,
su figura se desvanecerá
y el Abismo será su mansión. 


49:16 Pero Dios rescatará mi vida,
me sacará de las garras del Abismo. 


49:17 No te preocupes cuando un hombre
se enriquece
o aumenta el esplendor de su casa: 


49:18 cuando muera, no podrá llevarse nada,
su esplendor no bajará con él. 


49:19 Aunque en vida se congratulaba, diciendo:
"Te alabarán porque lo pasas bien", 


49:20 igual irá a reunirse con sus antepasados,
con esos que nunca verán la luz. 


49:21 El hombre rico no reflexiona,
y muere lo mismo que los animales.

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